miércoles, 16 de mayo de 2007

Galletitas Divertidas

En un ensayo en colaboración con Persefone analizamos la idiosincracia galletitológica argentina. Desde las Melbas hasta las Vocación, la fauna pastelera invade el post.

Luego de haber dedicado largos años de nuestra vida a la ardua tarea de investigar el mercado argentino de galletitas, he aquí­ un breve resumen de los conocimientos adquiridos.

Comenzando el recorrido en las mí­ticas latas con ventanita de vidrio, la primer clase de galletitas que nos llaman la atención son aquellas que se mantienen a través de los años sin nadie saber el por qué. Léase: las sosas Vainillas, los pastosos Baybiscuits y las no-dulces-no-saladas tostadas Canale. Esta clase de galletitas pueden contra todo. Ibamos al jardí­n, estaban. Ibamos a la primaria, estaban. Ibamos a la secundaria, seguí­an estando. Y todaví­a hoy, invaden las góndolas de los supermercados.

Otra familia de galletitas son aquellas que por más esfuerzo que se haga, uno NUNCA puede dejar de comerlas. Detalladas a continuación: las cuadradas Manón, las redondas Vocación y las oblongas Lezama. ¿Quién de acá está excento a decir que no llego a terminarse un paquete entero de Vocación en una hora aproximadamente?

Las galletitas expuestas anteriormente, tiene algo en común: no ofrecen ningún tipo de posibilidad al comensal para jugar con ellas.

Un principio de diversión nos llega en la casa de la abuela con las ya casi desaparecidas galletitas de leche y las rosquitas con nudo. ¿Quién no tuvo una merienda recortando las onditas de leche, o dejando para el final el nudo de las roscas?

But now, let’s have fun, baby. La verdadera diversión llega de la mano de los Anillitos. Es matemáticamente imposible ponerse el anillito en otro dedo que no sea el meñique. La casi nula posiblidad de cambiar de dedo, se torna definitivamente nula con el paso del tiempo y el crecimiento de los huesos de la mano. Está también comprobado que todo aquel que intente llegar al final de su galletita sin que esta se caiga al piso, fracasará en el intento. Es imposible.

El relleno de las Merengadas deberí­a venderse suelto. Pero no tendrí­a el mismo éxito, ya que nada se compara con el morboso placer de separar las tapas de una galletita para comer solo el relleno. En este grupo también encontramos las Panchitas, Rumba, Melba, etc.

Previendo esta situación, los ingenieros de Sonrisas S.A. diseñaron sus galletitas de forma tal que es cientí­ficamente imposible separar sus tapas sin que estas se hagan trizas. Esta observación nos invita a la reflexión: las sonrisas de estas galletitas no son otras cosa que un vil goce ante la imposibilidad de cumplir nuestro loable cometido.

Las Palmeritas, ¿a qué deben su nombre? Evidentemente, no a su forma. Pero su pseudo-espiral ofrece una catarata de diversión. Invita al degustador a seguir su intrincado laberinto de sabor. Las Porteñitas son consideradas el Level 2 de estas galletitas. Su forma de palmerita encerrada en un cí­rculo presenta muchas más posibilidades de divertirse para aquellos que deseen hacer de su merienda un festival de emociones.

Las Tentaciones de chocolate tienen su método patentado de consumo. El cual, puede resumirse así­: “Tómese la galletita entre los dedos pulgar e í­ndice. Enfí­lese hacia la boca en forma horizontal. Comience a morder la galletita por uno de sus bordes, con extremo cuidado de no tocar el preciado centro. Con los dedos restantes, ayúdese para girar la galletita en torno a su eje longitudinal perpendicular a la superficie terrestre. Repí­tase el paso anterior hasta que sólo quede el corazón de la misma. Por último, saboree ese riquí­simo tesoro de cremoso chocolate que con tanto esfuerzo usted ha sabido ganar". Un método similar, se aplica a las conocidas Pepas. Aunque existe un método alternativo que consiste en arrancar de cuajo el membrillito para su posterior consumo.

En un ávido intento por ganar el mercado, los comerciantes han sabido inventar un diabólico sistema de venta: las galletitas surtidas. Nadie ha podido nunca identificar todas las clases que se encuentran en estos paquetes, pero todos saben que son muchas. Al crecer la competencia, las estadí­sticas abundaron en la calle. Es por ello que la gente de Terrabusi incorporó a sus productos una marca inviolable e irreproducible: el membrillo durito de sus galletitas. Mediante este sistema, si usted es detenido en la calle, la gente de Terrabusi puede confirmar, luego de un exhaustivo análisis, que sus galletitas Variedad fueron ingeridas por usted individuo. Tendrá membrillo pegado en los dientes hasta 3 meses después de ingeridas las ya mencionadas. Conclusión: esas galletitas rescinden de su condición para ser un mero elemento de control capitalista.

Un último grupo son las galletitas que no pueden incluirse en las clasificaciones anteriores. No son divertidas, no son adictivas, no son ricas, no son milenarias, ni siquiera comestibles. Estamos hablando de las galletitas de “chocolate” con ridí­cula forma de pezón que ABUNDAN en los paquetes de Variedad. Su cruel destino es morir en el fondo del paquete o ser ingeridas por algún abuelo desprevenido, así­ como las tapitas del pan lactal.

Esperemos que con este artí­culo sus meriendas y desayunos hayan sido enriquecidos con nuestros conocimientos. En posteriores entregas hablaremos de las golosinas, las facturas y elementos varios. Manténganse sintonizados.